Valor en salud
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Actualidad - Entrevistas

03-05-2018

Entrevista a JON ORUETA MENDÍA 

Médico Pediatra. Osi Uribe. Osakidetza

Ponente III Edición Jornadas El Escorial. Resultados en Salud


 

Usted es pediatra, desempeña su función en la asistencia, pero hace unos años participó en el desarrollo e implantación de proyectos de estratificación de pacientes en el País Vasco, ¿qué destacaría de esta experiencia?

 

La estratificación poblacional no tiene mucho sentido si no se integra dentro de una estrategia global que suponga un cambio del modelo de asistencia a los pacientes crónicos. Entonces, para mí fue muy positivo el poder colaborar, modestamente, en ese cambio.

La evaluación de resultados en salud está en constante evolución, ¿cómo valoraría su aplicación en la estratificación de pacientes?

 

La estratificación por sí sola no mejora los resultados en salud de la población, únicamente nos ayuda a identificar qué tipo de pacientes, qué subgrupos poblacionales, son los que más pueden beneficiarse de las nuevas intervenciones que se diseñan. Por eso, la estratificación es un elemento fundamental dentro del proceso de transformación de los sistemas de salud.

En el día a día de un médico asistencial, ¿qué destacaría como una aportación importante de la estratificación de pacientes?

 

A los médicos asistenciales puede servirles de ayuda pues les señala en qué pacientes tienen que poner el foco. Evidentemente, a toda la población, a todas las personas, se debe ofrecer unos cuidados individualizados acordes a su necesidad de atención, pero la estratificación te ayuda a decir: “De entre todos mis pacientes, unas pocas personas concretas tienen un riesgo mayor. Con ellas quizá tengo que hacer las cosas de un modo distinto o actuar de una manera más coordinada y proactiva”.

Como pediatra, ¿los resultados en salud para ustedes son importantes, les llegan, o es algo que les queda quizá un poco lejano?

 

Como pediatra, realmente, la estratificación poblacional me queda un poco fuera de mi práctica diaria. Tenemos que tener en cuenta que con la estratificación tratamos de seleccionar sobre todo pacientes con pluripatologías complejas. En pediatría ese tipo de pacientes, afortunadamente, no es habitual.

Por otra parte, la estratificación poblacional nos clasifica a las personas en grupos homogéneos en cuanto a su nivel de morbilidad. En este sentido, también podemos utilizarla para comparar de forma ajustada los indicadores que obtienen distintos proveedores. Sin el empleo de sistemas de estratificación resultará inevitable que los médicos u organizaciones que atienden a los pacientes con enfermedades más graves o más complejas obtengan siempre los peores resultados. Por tanto, su uso nos puede facilitar que la evaluación de la eficiencia y calidad asistencial se realice de un modo más justo.

 

Ustedes han implementado FINGER, un nuevo sistema de Estratificación de Riesgo de toda la población periódicamente, ¿cómo se gesta el proyecto? ¿Qué objetivos se marcaron?

FINGER en realidad no se ha implantado todavía. Hasta ahora hemos finalizado su diseño y comprobado su capacidad para identificar a las personas que en el futuro presentarán mayores necesidades de atención sanitaria o riesgo más elevado de hospitalización. En nuestra opinión, puede ser un instrumento que supere algunas de las limitaciones que hemos observado al implantar los programas de estratificación poblacional. Es un sistema sencillo, pero a la vez estadísticamente válido, que pensamos que puede ser muy fácil de interpretar por los médicos. Actualmente estamos intentando realizar nuevos estudios de investigación comprobando si en otros lugares, diferentes de donde lo hemos diseñado, también puede funcionar.

En El Escorial explicó que los modelos predictivos que empleamos tienen unos límites que no se pueden pasar, en su opinión, ¿dónde se deberían situar esos límites?

 

Hemos de tener en cuenta que, claro, el futuro es siempre muy difícil de predecir. Nosotros tenemos ciertos datos de nuestros pacientes. Fundamentalmente conocemos su edad, sexo, y qué patologías crónicas tienen. Además, podemos incorporar variables sociales, factores de riesgo y otros datos que nos predigan cuál será la situación de esos pacientes. De todas formas, existen otros muchos factores que actualmente no somos capaces de medir. A medida que vayamos diseñando sistemas de información mejores, podremos ir incluyendo nuevas variables, pero siempre persistirá un grado de desconocimiento significativo sobre la totalidad de los factores que determinan que una persona desarrolle o no una enfermedad en el futuro o modifique su estado de salud. Además, existe una variabilidad importante como consecuencia del propio azar. Por todo ello debemos reconocer que nuestras predicciones nunca podrán resultar exactas.  

Usted en El Escorial apuntó que un modelo sencillo puede superar algunos de los obstáculos que los clínicos perciben, ¿qué impresiones les llegan de los profesionales?


Nosotros teníamos la percepción que los clínicos no estaban entendiendo bien los modelos predictivos, los veían como una cosa que ellos no eran capaces de interpretar y, por tanto, no se sentían implicados con el Programa de Estratificación. Precisamente por eso, realizamos un estudio de investigación cualitativa, que nos sirvió para comprobar que nuestra suposición era correcta. Si bien es cierto que bastantes médicos se sentían realmente dispuestos a colaborar en un nuevo enfoque poblacional de la atención, los modelos les parecían algo como muy ajeno, que habían sido desarrollados en otros países. De entrada, a ellos les ofrecían una cierta desconfianza.

También observamos que los médicos, en ocasiones, preferían utilizar una serie de escalas que no habían sido validadas, pero que eran muy simples y que a ellos les parecían que se correspondían a lo que intuitivamente consideraban un paciente complejo. Esos fueron los motivos por los que decidimos desarrollar un modelo más sencillo, que no es tan sofisticado, ni tiene una capacidad explicativa tan grande como los modelos diseñados en América, pero que, pensamos, puede ser muy fácil de usar. Es decir, planteamos renunciar a un cierto grado de capacidad estadística, para ganar en claridad, sencillez y simplicidad.

Dentro de su campo, la pediatría, ahora hay varios debates abiertos, como lo es el problema de la obesidad infantil, ¿cuál es su percepción en referencia a esta cuestión?


La obesidad es una auténtica epidemia a nivel mundial. Creo que todos los médicos, no solamente los pediatras, somos conscientes que es, no sé si la expresión sería la correcta, una “auténtica bomba de relojería”. La obesidad, junto con el sedentarismo y unos hábitos de vida poco saludables, evidentemente, inciden de manera muy importante en la salud futura de las personas, en el desarrollo de diabetes mellitus y otras patologías. Aunque todos coincidimos en señalar la gravedad de este problema, ya se están realizando esfuerzos para aliviarlo y, de hecho, se han descrito algunas experiencias prometedoras, todavía resulta muy difícil aportar soluciones. En cualquier caso, la prevención y la promoción de la salud resultan imprescindibles para paliar el incesante incremento en la prevalencia de enfermedades crónicas y situaciones de multimorbilidad.

 “La estratificación poblacional no tiene mucho sentido si no se integra dentro de una estrategia global que suponga un cambio del modelo de asistencia a los pacientes crónicos. Entonces, para mí fue muy positivo el poder colaborar, modestamente, en ese cambio”

“La estratificación por sí sola no mejora los resultados en salud de la población, únicamente nos ayuda a identificar qué tipo de pacientes, qué subgrupos poblacionales, son los que más pueden beneficiarse de las nuevas intervenciones que se diseñan. Por eso, la estratificación es un elemento fundamental dentro del proceso de transformación de los sistemas de salud”

“Hasta ahora hemos finalizado su diseño y comprobado su capacidad para identificar a las personas que en el futuro presentarán mayores necesidades de atención sanitaria o riesgo más elevado de hospitalización. En nuestra opinión, FINGER puede ser un instrumento que supere algunas de las limitaciones que hemos observado al implantar los programas de estratificación poblacional”

“La obesidad, junto con el sedentarismo y unos hábitos de vida poco saludables, evidentemente, inciden de manera muy importante en la salud futura de las personas, en el desarrollo de diabetes mellitus y otras patologías. Aunque todos coincidimos en señalar la gravedad de este problema, ya se están realizando esfuerzos para aliviarlo y, de hecho, se han descrito algunas experiencias prometedoras, todavía resulta muy difícil aportar soluciones”