La salud digital no es solo una cuestión tecnológica, sino un proyecto colectivo que necesita coordinación, colaboración y visión compartida. De ahí la necesidad de organizarnos como un ecosistema ya que permite que todos los elementos —tecnología, personas, procesos y políticas— trabajen juntos para transformar la atención sanitaria de forma sostenible y centrada en el paciente.
Estamos teniendo una oportunidad de poder hacer una profunda transformación del sistema sanitario. Uno de los factores destacados es la Estrategia de Salud Digital del Sistema Nacional de Salud (SNS). Esta estrategia, respaldada por una inversión cercana a los 900 millones de euros provenientes de fondos europeos y nacionales, busca modernizar la atención sanitaria mediante tecnologías digitales, mejorando la eficiencia, la equidad y la calidad asistencial, pero estos fondos que ya se han movilizado han de ser capaces, finalmente, de aterrizar en los hospitales y centros de salud, y en algunos casos (ÚNICAS y ÓMICAS) así ha ocurrido… esperemos que el resto de iniciativas sigan el mismo camino.
Uno de los avances más significativos es la interoperabilidad nacional y europea. Gracias a la Historia Clínica Digital del SNS y la Receta Electrónica Interoperable, los profesionales sanitarios pueden acceder a la información clínica de los pacientes en cualquier punto del país, y cada vez más, también en otros países de la UE. Esto mejora la continuidad asistencial y reduce duplicidades diagnósticas.
Además, la inminente entrada en vigor del Reglamento del Espacio Europeo de Datos de Salud refuerza el marco legal para el uso seguro y ético de los datos sanitarios, tanto para la atención directa como para la investigación y la innovación. Este entorno normativo es clave para fomentar la confianza ciudadana y el desarrollo de nuevas capacidades analíticas en salud pública.
Pero el sector público no está solo en esta transformación. El sector privado ha asumido un papel protagonista en la innovación tecnológica. Según el Observatorio de Digitalización en la Sanidad Privada, el 75 % de los pacientes han utilizado servicios digitales en el último año, y más del 50 % han gestionado citas médicas en línea.
Instituciones como la Fundación IDIS, Farmaindustria y Fenin lideran iniciativas para integrar la economía del dato en la atención sanitaria, promoviendo un uso ético y eficiente de la información clínica. Además, se están potenciando otras iniciativas enfocadas a startups como Pier1 o BCN / Madrid Health Hub.
Además, el ecosistema se enriquece con la participación de aseguradoras médicas, que están adoptando plataformas digitales para mejorar la experiencia del paciente, y de asociaciones de pacientes, que actúan como interlocutores clave en el diseño de servicios más accesibles y personalizados.
El Espacio Europeo de Datos de Salud, cuya implementación está en marcha, será un catalizador adicional. Este marco legal permitirá compartir datos sanitarios de forma segura entre países, fomentando la investigación biomédica y la innovación terapéutica. España, con su madurez digital, está bien posicionada para liderar este proceso.
No obstante, persisten desafíos. La fragmentación territorial, la fragmentación de proveedores y modelos, la necesidad de formación digital del personal sanitario, la dificultad en asumir nuevas inversiones, a veces por los modelos de negocio y muchas veces por la falta de inversión; y la garantía de equidad en el acceso a las tecnologías son aspectos que requieren atención continua. También es crucial establecer un marco regulatorio estable que fomente la innovación sin comprometer la privacidad y la seguridad de los datos.
En conclusión, el ecosistema de salud digital en España es el resultado de una colaboración multisectorial que combina visión estratégica, inversión tecnológica y compromiso social. La digitalización no solo está modernizando la atención sanitaria, sino que está redefiniendo la relación entre pacientes, profesionales y el sistema en su conjunto. El futuro de la salud es digital, colaborativo y centrado en las personas.