Valor en salud
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Las propuestas en materia de Sanidad del nuevo Gobierno

Las propuestas en materia de Sanidad del nuevo Gobierno

Francesc Moreu
Socio director de Moreu y Asociados   /   16-01-2020   /   0 COMENTARIOS   /  A+ | a-

1. UN GOBIERNO DE PROGRESO

Tras una prolongada y difícil gestación, que no hace augurar una legislatura larga, hay un nuevo gobierno que se califica a sí mismo de progreso y del cual a través del acuerdo programático entre los dos partidos de la coalición, tenemos un anticipo de lo  que nos proponen en materia de sanidad.

Hay cosas que pueden sonar bien, como la recuperación de la universalidad o el compromiso de alcanzar el 7% del PIB en el 2023 (hoy el 6%), pero para valorarlo en su justa medida hay que recordar que ello precisa de un crecimiento anual de alrededor del 2,6% en el periodo 2020-2023, que ya es el que venía ocurriendo en la última legislatura, por lo que difícilmente se traducirá en una mejora real pues no debemos olvidar,que en los presupuestos  del 2020 apenas estamos recuperando el nivel de los del 2012.

Suena bien también el avanzar en la salud pública, la salud laboral, la bucodental y en una ley de eutanasia mientras genera dudas la genérica apelación a retrotraer los copagos, sin más, cuando tal vez la mejor apuesta debería ser la reconsideración de su por que y del cómo.

Hay asimismo olvidos clamorosos en la citada propuesta como por ejemplo alguna apelación en lo que respecta a la industria farmacéutica y al pujante sector de la biotecnología.

Preocupa su apuesta por el blindaje del sistema público basado en la prestación pública (adecuado en el aseguramiento pero discutible en la prestación) y el tono que en general rezuma la propuesta de una vuelta a la casilla de salida del 2010, al principio de la crisis, cuando el cambio sustantivo, acaecido en todos los ordenes en la  sociedad (demografico, económico, tecnológico y sobre todo de valores) en estos 10 años hace impensable el volver atrás, y además, creo adivinar en estas propuestas un cierto tufillo “recentralizador” que se compadece poco con un modelo “cuasi” federal y con las competencias que son propias del ejecutivo central.

2. LA REFUNDACIÓN DE LA SOCIALDEMOCRACIA

Un gobierno  que aspire tal como lo han etiquetado algunos medios a la “refundación de la socialdemocracia” no puede mirar al pasado si no que debe mirar hacia el futuro.

La izquierda socialdemócrata se ha quedado sin discurso y sin espacio propio. Sus reivindicaciones tradicionales del siglo pasado en buena parte se han conseguido y además han sido abducidas por la derecha que las ha hecho suyas, dejándolas sin contenido.

Su actualizacion no puede limitarse a pequeños cambios sino que debe pensar en grande ya que el desafío no es un ajuste a la realidad de principios viejos sino una transformación de la realidad de manera decidida apostando por un nuevo modelo de sociedad postcapitalista, donde tenga lugar este rearme de la izquierda con un proyecto ilusionante que con ambición pero de forma sensata plantee un nuevo contrato social fundamentado en una solidaridad de “geometría variable”.

Buscando de esta manera un nuevo punto de equilibrio entre el “mercado todo el posible y estado todo el necesario” a fin y efecto de lograr un equilibrio entre las responsabilidades individuales y las colectivas de las personas, empoderando a los ciudadanos en su protagonismo tanto en unas como en las otras.

3. UN NUEVO CONTRATO SOCIAL

El proyecto real ilusionante de un “gobierno de progeso” debe estar alrededor de este nuevo contrato social de manera integral y no de forma fraccionada, la salud por un lado, la educación por otro, las pensiones con su propia lógica y el apoyo a la autonomía de las personas con otra línea argumental.

Todo ello conforma el contrato social sobre el cual se construye el modelo de bienestar y no veo en la oferta que se nos propone una visión integral sino un conjunto de medidas que en unos casos apuestan por la “estatalización” y otras optan por modelos liberales o mixtos.

4. DE SANIDAD A SALUD

Con independencia de lo anterior si nos centramos en el ámbito de la salud me sobra cortoplacismo y me falta una visión integral que de sentido a un ajuste del modelo a los ya citados cambios de la sociedad de estos últimos años y que seguramente precisan de este paraguas ambicioso de una socialdemocracia del mañana.

Vayan ahí, tal vez ya apuntadas desde este mismo foro, algunas propuestas en esta dirección (estructurales y no de retail), que me gustaría ver en las iniciativas del nuevo gobierno.

- Sanidad pierde en la nueva arquitectura del gobierno, consumo, servicios sociales y dependencia por lo que adquiere aunmas relevancia en este ya citado modelo cuasi federal, la idea de que el verdadero ministerio de salud es el consejo interterritorial lo que exige un replantemiento de su rol y funcionamiento reequilibrando en algunos casos competencias en el binomio proximidad/concentración.

- La pérdida de consumo no es relevante (habrá que ver como se da contenido a este ministerio), pero sí la del tándem servicios sociales/dependencia, pues tal vez en una estructura gubernamental con fuerte contenido pedagógico/social, hubiese sido el momento de crear a nivel central un departamento de “servicios personales o human centricity” que sustituyendo a sanidad, reflejase el continuum interruptus salud/autonomía/dependencia e integrase la LGS con la Ley de dependencia. Situando de esta manera al Ministerio de Sanidad en la esfera de la salud que le es propio, incitando a las consejerías de las CCAA a adoptar una estructura transversal, con responsabilidades no solo en sanidad sino también en todos los condicionantes de la salud y urgiendo tanto unas como otros laincorporacion de la mirada salud en todas las políticas públicas.

- Nada se dice respecto la equidad entre todos los ciudadanos (cuando debería ser una preocupación básica de un gobierno de progreso) hoy en riesgo por mor de la existencia de 17 modelos de salud con financiaciones con diferencias de casi el 70% basadas en la economía cíclica y no en la economía estructural. Tal vez sea este un tema a tratar en el marco de la revisión de la LOFCA pero en cualquier caso seria bueno plantear un sistema de financiación de la protección a la salud basado en la población, su estructura etaria, el perfil epidemiológico, la cartera de prestaciones y sus condiciones (garantías explicitas y franquicias) utilizando como variable de ajuste la cartera de servicios en función del PIB que destinen los ciudadanos a la salud en vez de como ocurre ahora dejarla al libre albedrio de las CCAA.

- Liderar desde el consejo interterritorial el diseño de un modelo de salud 4.0 (y aquí es donde caben las propuestas de mejora de la salud pública, laboral, bucodental y la ley de eutanasia) apoyado tanto en el protagonismo de los ciudadanos  en su dimensión de pacientes como en el de propietarios y sociedad, basado en un plan de salud, de gobierno , no departamental (resultante de la integración de los de las distintas CCAA) así como en la innovación, la transformacion digital, los avances tecnológicos en la ciencia ( y en el arte) del curar y cuidary los profesionales híbridos.

- Animar el situar los dispositivos de prestación pública, manteniendo obviamente la titularidad pública, bajo el paraguas del derecho privado para así posibilitar la mejora en la gestión pues lo progresista es tratar de que los dispositivos públicos sean tan eficientes como los privados pues es la única manera de legitimarlos ante los ciudadanos y evitar la tentación de algunos  que bajo este pretexto, se apueste por la privatización de verdad.

5. QUE NO SE DEFRAUDEN LAS EXPECTATIVAS

En el discurso de investidura que duró 120´, el tiempo dedicado a la sanidad no superó los 3´,menos de un 3% (en las intervenciones del resto de partidos casi cero) del global cuando casi el 16% de los ciudadanos están preocupados por la sanidad. Ojalá no se defrauden las expectativas puestas en este “gobierno de progreso” y realmente el sector salud por su trascendencia social, su importancia en la calidad de vida de las personas, su peso en el PIB y su rol cohesionador entre las distintas CCAA tenga el protagonismo que merece. Que no se le trate como una “maría” y este presente de verdad entre las prioridades de las políticas publicas.
 

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