El modelo de Salud no es más que un submodelo del modelo de sociedad y, cuando éste cambia, el modelo de Salud debe adecuarse a las nuevas exigencias del modelo social.
La crisis de 2008 marco un hito en el cambio del modelo social, que venía larvándose desde atrás. La crisis estructural asociada se puso todavía más en evidencia con la aparición de la coyuntural vinculada al ciclo económico, entrando ambas en consonancia aumentando así la complejidad de su tratamiento.
La sanidad es un ejemplo paradigmático de ello. En 2008, la sanidad ya estaba inmersa en una profunda crisis, en una crisis de modelo, no únicamente por ella misma sino como reflejo de la crisis del Estado de Bienestar de la que es un pilar básico.
En 2008 la suma de todos los déficits de las CC.AA. era ya de 15.000 M. Diez años después siguen sin abordarse las causas de la crisis estructural y, a lo sumo, lo único hecho a lo largo de este decenio ha sido la aplicación de mecanismos de devaluación interna cargando los costes sobre los profesionales y los ciudadanos, sin abordar la mayor ni el modelo de Estado de Bienestar ni el de sanidad.
La consecuencia de ello es que en este periodo los déficits consolidados se han incrementado en 40.000 M y los presupuesto acumulados de todas las CC.AA., en 2018, son casi idénticos a los de 2008, 66.000 M de euros.
LAS CAUSAS DE LA CRISIS ESTRUCTURAL
Las causas de la crisis estructural son conocidas. La construcción de nuestro Estado de Bienestar de forma homologable a nuestros referentes europeos empezó en los 80, con una década de retraso respecto a ellos y con un atraso endémico en sus prestaciones.
En la sanidad, la LGS construyo un modelo universal, que comportaba todo para todos, financiado por la economía cíclica y con una provisión esencialmente pública, que sólo permite administrar en vez de gestionar. Todo ello sumado a la existencia de 17 Servicios de Salud, sin sinergias entre ellos, ha complicado el manejo de las causas universales de la crisis estructural del sector, envejecimiento de la población, cronicidad, “medicina del deseo” y presión de la tecnología hard y soft.
Las consecuencias son bien conocidas. Un modelo de sanidad de éxito, pero que, al igual que el resto de prestaciones del Estado de Bienestar, no se puede mantener.
PROPUESTAS PARA SALIR DE LA CRISIS
Dejo de lado en esta reflexión los aspectos relativos al ajuste ambicioso y no solo resignado del Estado de Bienestar, y su más que necesaria conversión en Sociedad del Bienestar basándose en “Estado todo el necesario para asegurar la equidad y mercado todo el posible para estimular el esfuerzo individual y la eficiencia”.
Me centro en las medidas, en mi opinión, precisas para solventar la crisis estructural y capear la coyuntural:
- Migrar de un modelo de Sanidad a otro de Salud que no sea un simple cambio de etiqueta sin alterar sus contenidos. Pasar de Consejerías de Salud verticales a transversales para poder actuar sobre todas las causas que inciden en la Salud de las personas.
- Hacer de las políticas de Salud no solo una responsabilidad de la Consejería de Salud, sino una responsabilidad de Gobierno que implique Salud en todas las políticas públicas.
- Revisar la LGS y la Ley de Dependencia integrándolas en una sola, dada la difusa frontera entre Salud y Dependencia, asegurando así el continuum asistencial en la atención integral a las personas.
- Centrarlo en una APS que se responsabilice de la atención a la agudización de los procesos crónicos evitando su ingreso, traspasando procesos, procedimientos y técnicas de los hospitales a la APS y acabando con la separación de niveles.
- Financiación no basándose en la economía cíclica, sino vinculada a los recursos precisos, para atender a una población con un perfil epidemiológico determinado a la que se oferta una cartera de prestaciones con unas determinadas condiciones, pasando así de una financiación coyuntural a una estructural siendo la variable de ajuste las prestaciones de la cartera vinculadas al porcentaje del PIB destinado a la Salud.
- Asegurar el continuum asistencial y la atención donde sea más coste-efectiva, potenciando la gestión integral de todos los recursos de Salud y soporte a la Autonomía de un territorio desde un solo lugar y basándose en una consignación capitativa.
- Situar, manteniendo la titularidad pública, los recursos de provisión en la esfera del derecho privado para poder mejorar su gestión. Gestión implica riesgo y el derecho público está pensado para evitar el riesgo, por lo que bajo el no es posible gestionar, sólo se puede administrar.
- Prioridad en tratar de lograr la confortabilidad de los profesionales en un modelo que sitúa a los pacientes en el centro, equilibra valor y sostenibilidad, aggiorna los principios éticos convencionales, beneficiencia, autonomía y justicia subordinándolos a la obligación deontológica de reducir la variabilidad de la practica clónica incorporando el coste a la hora de las decisiones clínicas; más énfasis en la Gestión “de la“ Clínica que en la Gestión Clínica.
- Acabar con que los puestos de gestión los ocupen “los nuestros” en vez de los “mejores”, ya que ello redunda en la mediocridad, el descrédito en la gestión y en dilapidar profesionales que cuando están formados son sustituidos por los “otros”.
- Aceptar que el verdadero Ministerio de Salud es el Consejo Interterritorial, donde deben integrarse planes de salud, estándares que compartan los sistemas de información, hacer benchmarking, tejer alianzas entre CC.AA., uniformizar carteras de prestaciones etc.
Escrito por José Antonio Arranz el 27-03-2019 #1
El escenario de coaliciones políticas puede dar una oportunidad al cambio. La resistencia “Social”, léase sindicatos puede ser superada por las coaliciones políticas.
Es prioritario poder gestionar “la clínica” y no quedarnos en una simple administración o incluso mera constatación del gasto sanitario.
Los retos que suponen los nuevos recursos en el tratamiento del cáncer (inmunoterapias, etc), las técnicas de intervencionismo endoscopico, etc, y su coste pueden poner en riesgo la propia supervivencia económica de la financiación pública.
Deberíamos aprovechar el momento que va a surgir y llevar a nuevas apuestas de modelo. En ello nos va la supervivencia del modelo de la Sociedad del Bienestar.