La pandemia de COVID-19 ha causado una crisis global, que ha afectado a las personas y a la sociedad en todas las áreas. Pero esta crisis ha tenido un impacto especial en los sistemas de salud, y en los profesionales, que han tenido que cambiar su forma de trabajar. Ya no hay marcos estables, pruebas o referencias en las que apoyarse.
Sin embargo, los sistemas de salud también han demostrado una gran capacidad de adaptación. Han modificado las estructuras, los procesos y los circuitos según las necesidades de cada momento y cada situación concreta. Los profesionales de la salud han trabajado como un verdadero equipo con el objetivo común de luchar contra la COVID-19.
Es fundamental compartir las experiencias para poder aprender entre todos. Por este motivo elaboramos en la Fundación Signo el informe “Aprendiendo de COVID-19” en colaboración con directivos de todas las Comunidades Autónomas. Una de las cuestiones prioritarias identificadas en dicho informe fue la necesidad de avanzar en la transformación digital del sistema sanitario.
La utilización de herramientas tecnológicas en los primeros meses creció de manera exponencial, avanzando en ese tiempo más que en los últimos cinco años. Destaca la atención a distancia en todas las Comunidades Autónomas, desde la consulta telefónica a la telemedicina, los portales para pacientes o las interconsultas virtuales entre niveles. También se utilizó la tecnología para facilitar trámites administrativos, información a pacientes y familiares, formación a profesionales, teletrabajo o el trabajo en red.
Pero el aumento en la utilización de la teleconsulta generó también a su vez muchas dudas sobre cómo hacerlo. Por este motivo, la ASD (Asociación de Salud Digital) realizó una “Guía básica de recomendaciones para la teleconsulta”, en la que se abordan las consideraciones clínicas, las tecnológicas, la necesidad de formación previa, la evaluación y seguimiento, además de los aspectos éticos y legales. Posteriormente la Comisión de Deontología de la Organización Médica Colegial elaboró también el informe “La telemedicina en al acto médico”.
Asimismo, el tema clave del VII Congreso Internacional de Salud Digital, que organizamos anualmente la Fundación Signo en colaboración con la ASD, fue precisamente “La salud digital en tiempos de COVID”. En la siguiente infografía se puede ver un resumen del debate con responsables institucionales de País Vasco, Castilla-León y Cantabria, en el que se habló del punto de partida de cada una de sus Comunidades Autónomas , cómo se habían enfrentado a la epidemia, y cómo se planteaban el futuro a partir de ahora.
Se puede ver el video completo aquí.
Hay que resaltar que la inteligencia artificial va a ser el recurso más valioso de la atención sanitaria en los próximos años. Los algoritmos de Machine Learning, Deep Learning o los algoritmos genéticos permitirán realizar diagnósticos y desarrollar modelos predictivos cada vez con mayor precisión. Si atendemos a los algoritmos aprobados por la FDA en los últimos años basados en inteligencia artificial en medicina podemos hacernos una idea de lo que esta por venir.
Por otro lado, es imprescindible que tanto los profesionales como los pacientes desarrollen sus competencias digitales para poder afrontar los nuevos retos obteniendo el máximo beneficio de las soluciones tecnológicas, tal como comentaba en un post anterior.
En cuanto a los pacientes, cada vez tienen más claro los beneficios que puede ofrecer la tecnología en diversas áreas: promoción de la salud, asistencia personalizada, accesibilidad, eficacia y proactividad, entre otras. Sin embargo, la aplicación de la tecnología no debe sacrificar en ningún caso la humanización, sino todo lo contrario. Liberar a los profesionales de tareas automatizables, les aporta más tiempo para dedicar a lo que realmente aporta valor. Los ciudadanos de hecho van a ser agentes tractores de la transformación digital en la salud.
Es muy importante entender que la transformación digital no es sólo la utilización de herramientas digitales, sino que va mucho más allá. Es un cambio de paradigma que implica un cambio cultural, trabajar de otra manera, cambiar los procesos, la forma de hacer las preguntas, la gestión sanitaria e incluso los modelos de negocio.
Está claro que la tecnología es ahora más que nunca una necesidad, pero también es una gran oportunidad. La COVID-19 ha impulsado muchos desarrollos en los primeros meses. Es momento de evaluar lo que se ha hecho, asentar y fomentar lo que ha servido, eliminar lo superfluo, compartir el conocimiento y dirigirnos hacia una transformación digital que genere valor para todos.