Valor en salud
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Manual para la elaboración de proyectos de reforma

Manual para la elaboración de proyectos de reforma

Francesc Moreu
Socio director de Moreu y Asociados   /   06-04-2021   /   0 COMENTARIOS   /  A+ | a-
Introducción

Con la aparición de la pandemia han proliferado desde diversos ámbitos propuestas para la reforma del sector Salud. Es bien cierto que pocas de ellas han sido capaces de tener la mirada larga sobre la problemática real del sector y han sucumbido a lo urgente, combatir la pandemia, olvidando lo importante, la crisis sistémica con síntomas de cronificación que viene de lejos.

También es verdad, a mi criterio, que la mayoría de las propuestas difícilmente pueden tener la consideración de modelo, ya que son hijas de una mirada tecnocrática con ausencia de propósito y sin un referente del “alma” de lo que se pretende con ellas.

Me permito, pues, sugerir un “manual” para la elaboración de propuestas. Sin querer que el mismo sea una propuesta en sí misma, pero con la ambición de situar las que puedan surgir de él en la pista de lanzamiento, para su traducción de propuestas técnicas en acción política, pasadas por las diversas miradas ideológicas para realmente así mejorar la calidad de vida de las personas.


Manual de instrucciones

1. ¿Por qué cambiar?

Hay que saber leer e interpretar adecuadamente, en el próximo pasado, los avisos centinela de la necesidad del cambio.

Presumíamos antes del 2008, y era cierto, de un excelente modelo de salud con una crisis larvada, escondida detrás de una situación económica boyante consecuencia de un problema sistémico que daba mucha pereza abordar. Con la llegada de la crisis del 2008 se suma a la crisis estructural una coyuntural que llega, desde el punto de vista económico, con histéresis al sector en el 2011 y que se aborda, no en sus causas sino en sus efectos, con una devaluación interna que traslada sus costes a los ciudadanos y los profesionales (traducidos en fuertes recortes que hacen que no se recuperen a nivel presupuestario los niveles del citado 2011 hasta los presupuestos del 2020).

En 2020, con la llegada de la pandemia se produce una recidiva de la crisis del 2008 con perfiles distintos, pero que agrava la ya maltrecha situación y que, si le buscamos aspectos positivos, genera una sensibilidad respecto al problema de fondo que hasta este momento no había.


Una primera recomendación, pues, del manual, sería analizar si la crisis es estructural o coyuntural; o si una entra en resonancia con la otra, lo que complica su solución y si, además, coincide con una superestructural de cambio del modelo de sociedad.

2. ¿Hay concordancia entre el modelo social y el de salud?


No hay que olvidar que el modelo de salud no es más que un submodelo del modelo de sociedad y que, cuando la sociedad cambia su escala de valores, el modelo de salud debe adecuarse a esta nueva realidad. Y si no ocurre así se produce una situación de crisis como la que ya estaba presente antes de la llegada de la citada pandemia y que su aparición agrava. No se puede abordar el cambio del modelo de salud sin situarlo en el contexto del cambio social.

3. ¿Cómo se tipifica el cambio social?

Identifique los rasgos fundamentales de este cambio social que, en nuestro caso y a resultas del punto de ruptura del 2008, es la aparición de una sociedad poscapitalista que no reniega del capitalismo pero que quiere humanizarlo, reduciendo las desigualdades, potenciando el protagonismo de la sociedad civil y de los individuos y demandando el paso de un modelo de democracia participativa a uno de democracia deliberativa −lo que amerita un cambio del contrato social en base a esta nueva realidad a un nuevo modelo de relación entre los servicios públicos y los ciudadanos­−.

Sin la comprensión de ello y de la vinculación entre sí de las distintas prestaciones que integran este contrato social, virando del estado de bienestar a la sociedad de bienestar, no se pueden identificar adecuadamente las necesidades de cambio.


4. ¿Qué concepto de salud es el asociado con el modelo de sociedad? 

Asociado a ello está la aparición de un nuevo concepto de salud, que entiende la salud como una responsabilidad individual, pero una obligación colectiva que hay que subvenir solidariamente cuando el esfuerzo individual no basta para ello, en un entorno de mercado todo el posible y estado todo el necesario, desde una perspectiva holística que evoluciona hacia el concepto de salud compartida de la Unión Europea o de salud global, como nos ha enseñado desgraciadamente la pandemia.

5. ¿Qué objetivos perseguimos con el modelo de salud?

Un nuevo concepto de salud exige un nuevo modelo de salud que transite del modelo de Sanidad actual a uno de salud, en consonancia a la nueva aspiración colectiva y que actúe sobre el máximo de condicionantes de este concepto de salud. Lo que se traduce en un modelo transversal que involucre a todas las fases de la cadena del valor de la salud, acabando con responsabilidades compartimentadas, que se centre en los resultados y que tenga una cobertura legal que aúne las promesas de valor de la Ley General de Sanidad, la de Dependencia y la General de Salud Pública, en una sola norma que ayude a esta continuidad de los cuidados y las atenciones.

El modelo, pues, debe contemplarse de manera integral como el clúster salud que englobe a todos sus actores públicos y privados, tanto en la provisión como en el aseguramiento, la industria farmacéutica, la de tecnologías sanitarias, biotecnología, salud digital, etc. Pero manteniendo sus principios constitucionales que hacen de la salud un derecho de ciudadanía, adaptándolo a los nuevos valores sociales.


6. ¿Cómo debe estructurarse la gobernanza del modelo?

La respuesta debe buscarse a diversos niveles que van desde la normativa legal −que da carta de naturaleza al modelo, tal como hemos referido en el punto anterior− hasta la gobernanza de los dispositivos de provisión, pasando por la arquitectura institucional de un modelo federal/confederal y la cogobernanza macro del mismo a través del consejo interterritorial, a la separación de funciones entre la función reguladora, la aseguradora y la previsión, y definiendo a su vez cuáles deben ser las agencias estatales, ya sean estas independientes o participadas por los territorios.

7. ¿Y la financiación?

La financiación debe ser estructural y finalista vinculada no a la economía cíclica sino a la basal, por la poca elasticidad del sector, permitiendo para una población con una estructura etaria dada y un patrón epidemiológico cierto, proporcionar la cartera de prestaciones precisa para hacer efectivas las promesas de valor de la póliza pública con las garantías explicitas comprometidas. La variable de ajuste debe ser el contenido de esta póliza publica básica.

En este contexto debe exigirse una adecuada utilización de los recursos disponibles, tanto en la asignación de acciones costo efectivas, como en la selección idónea de dónde deben prestarse y con qué niveles de productividad se deben producir.


8. Los protagonistas y su interacción

Los protagonistas del modelo son, como no podía ser de otra manera, las personas en su triple condición de sociedad, propietarios y clientes, y los profesionales en su doble rol de abogados de los pacientes y de la sociedad en una relación más simétrica. Por lo que deben de aggiornar sus principios éticos de la beneficencia, la autonomía y la justicia, ajustándolos a los valores sociales vigentes, respondiendo además adecuadamente a su obligación deontológica de gestionar de manera eficaz, efectiva y eficiente su clínica. Para ello, deberán contar con autonomía de gestión en unas organizaciones que potencien tanto su motivación trascendente como la extrínseca e intrínseca.

9. La empresarialización de la gestión

La incorporación de mecanismos de gestión empresariales adecuados a las características del sector es imperativo y la dotación de marcos jurídicos que permitan dicha gestión, una condición imprescindible.

Los drivers fundamentales de la estrategia empresarial de hoy −la innovación, la transformación digital aplicada a los modelos de negocio, los principios de la industria 4.0− deben tener cabida en la provisión, dando lugar a una reforma de la reforma de la APS, la reinvención de los hospitales, el espacio sociosanitario no estructural sino virtual, la gestión integral de todas las anillas de la cadena del valor de la salud y el énfasis en la gestión del conocimiento basado en el aprendizaje más que en la formación.


10. Las lecciones aprendidas de la gestión del COVID-19 sí, un modelo COVID no

No caer en el riesgo de la emotividad propia de la situación actual tratando de dar carta de naturaleza a un modelo COVID. Dada la excepcionalidad de las consecuencias del COVID-19, las actuaciones para paliar sus efectos deben circunscribirse a facilitar la vuelta a la normalidad lo más pronto posible, aprender de las lecciones de su gestión incorporando al nuevo modelo las que hayan mostrado su efectividad para la gestión corriente y, muy en particular, para estar preparado para futuras emergencias de calibre similar.

Conclusión

Las propuestas de nuevos modelos no pueden ser una simple relación de medidas antiguas ni de ocurrencias disfrazadas de innovaciones. Deben responder a una lógica como la que he tratado de dibujar.

Desde los sectores profesionales y tecnocráticos se deben aportar puntos de referencia para que sirvan a los que realmente tienen la capacidad de transformar las cosas, como ayuda a la hora de sintonizar las aspiraciones sociales con las soluciones técnicas.

Es bien cierto que en este sector la tendencia por parte de los profesionales y gestores es dejarse llevar por una perspectiva politécnica de su función y, muchas veces, lo “poli” gana a lo técnico. Espero que, a mí, en lo anteriormente expresado no me haya ocurrido este síndrome tal difícil de evitar.

Para ver la versión politécnica de lo anterior en una propuesta concreta de Un nuevo modelo de Salud para una nueva sociedad, acudir al Bazar de la web de la Fundación Signo.
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