La encuesta de abril de 2020 del Colegio Americano de Médicos de Emergencias demostró que el 29 % de los estadounidenses estaba evitando o retrasando la atención médica por temor a la COVID-19. Otra encuesta de la Fundación Kaiser encontró que el 48 % de los adultos indicaron que ellos, o alguien en su hogar, había reprogramado o cancelado citas médicas en el transcurso de 3 meses, como resultado de la pandemia COVID-19.
Para aquellos ciudadanos que viven en áreas remotas o que carecen de tiempo, dinero y servicios de transporte adecuados necesarios para recibir atención médica, la telemedicina es una muy buena alternativa.
Según un estudio publicado en Telehealth and Medicine, la eficacia de la telemedicina como una modalidad de cuidado en remoto es un buen método de prestación de servicios médicos, que proporciona una manera para que un profesional diagnostique y trate a las personas sin una consulta presencial. La Telemedicina ha demostrado ser eficaz y satisfactoria para una gran variedad de pacientes, y se ha encontrado que en algunos casos proporciona incluso más información de la que lo haría en un entorno presencial.
Muchos estudios afirman que la telemedicina no es un sustituto de toda la atención presencial y que los médicos deben evaluar para qué condiciones, pacientes y citas es más apropiada.
De todas formas, la telemedicina ha demostrado tener impactos estadísticos y clínicos positivos significativos y los usuarios de la telemedicina son capaces de adaptarse rápidamente, proporcionar la información necesaria como lo harían en persona, y se conectan de forma correcta y beneficiosa con los profesionales. Entre los proveedores de salud, un estudio de Mace et al. (2018) encontró que la mayoría de los profesionales encuestados creían que la telemedicina era importante para el éxito de su organización y una herramienta valiosa para mejorar el acceso y la calidad.
Porcentaje de visitas no presenciales sobre el total de visitas realizadas
Fuente: McKinsey Global Institute
En el gráfico anterior aparece el indicador de % de visitas no presenciales sobre el total de visitas realizadas a nivel de la OCDE. Podemos ver que en 2019 las visitas eran del 1%, que en 2021 la estimación es que sea del 5%, y que se llegue al 50% en los próximos 10 años, si no hay ninguna otra pandemia que acelere de nuevo el proceso.
Para llevar a cabo estas visitas vamos a considerar todos los aspectos que deben de tenerse en cuenta. Es importante tener presente que la planificación del servicio es imprescindible para asegurar el éxito del programa.
Antes de la puesta en funcionamiento de cualquier programa clínico, sea presencial o no presencial, debemos emplear un tiempo en la planificación del programa, viendo los siguientes puntos:
- Qué objetivos queremos con su implantación.
- A qué pacientes y patologías va dirigido.
- Cuál va a ser el flujo de trabajo, el proceso.
- Qué profesionales y con qué formación.
- Evaluar: qué resultados obtenemos.
- Qué alejados están los resultados respecto a nuestros objetivos.
- Qué acciones de mejora en el programa debemos de implantar para mejorar los resultados.
Finalmente tenemos que considerar que cualquier nuevo programa basado en telemedicina que iniciemos debe de estar alineado con las estrategias y objetivos de la Organización. No puede ser un programa fruto de exclusivamente de una iniciativa en solitario, sino que debería formar parte de la estrategia digital de la Organización. Así mismo, no puede ser una isla en cuanto al resto de sistemas de la organización, los datos que se puedan captar como consecuencia de la aplicación del programa deben de estar bajo el paraguas de los sistemas de información de la Organización.
Los programas de telemedicina no pueden ser únicamente experiencias fruto de la urgencia, sino que deben de estar integrados dentro del sistema de programas clínicos que tenga cada Organización, con pandemia, o sin pandemia.