Desde la Asociación Salud Digital (ASD) y desde la propia Fundación Signo se ha impulsado y apoyado la necesidad de que los proyectos relacionados con la salud digital deben estar correctamente evaluados y con indicadores claros de resultados, que permitan tomar decisiones sobre la implantación, o no, de la solución evaluada y, sobre todo, se conozca el valor que aporta a la clínica, a los pacientes y a sus familias.
En este sentido la ASD publicó un informe, realizado conjuntamente con la Universidad de Deusto y coordinado por la Fundación Gaspar Casal, en el que se conceptualiza y define la Salud Digital Basada en Valor (SDBV). Desde este importante punto de vista ya hace dos años que el Congreso Internacional de Salud Digital, este año en su novena edición, se enfoca hacia este tema. Un año más tuve la oportunidad de moderar una mesa dentro del congreso, organizada por la Societat Catalana de Salut Digital, donde se presentaron varias experiencias en las que se evaluaba el impacto de determinada tecnología en algunos procesos clínicos.
La verdad es que es hasta emocionante ver cómo se ha avanzado en este tema, al menos para los que llevamos ya muchos años predicando el uso correcto y eficiente de la tecnología digital para mejorar la clínica. En mi caso me remonto al año 2011 cuando Telefónica creó su departamento de eHealth, viendo que podría ser un elemento disruptor del sistema. Para aquel entonces, los profesionales que formábamos parte de ese proyecto teníamos que explicar, justificar e intentar convencer sobre las bondades de la tecnología digital aplicada al sector de la salud.
Desde entonces han pasado algo más de 10 años y una pandemia, y es muy satisfactorio ver cómo los propios clínicos son los máximos exponentes de la aplicación de las tecnologías y de la evaluación de los resultados.
Cada ponencia del Congreso Internacional de Salud Digital es infografiada, por suerte para todos los ponentes y los participantes, por lo que podéis ver en este artículo el resumen de la mesa que moderé sobre la “Experiencias en el uso y la evaluación de las tecnologías digitales”.
La experiencia del Hospital del Mar monitorizando pacientes de ELA. Experiencia evaluada y con resultados que permiten extrapolar a otros tipos de enfermedades neurológicas.
También se presentó la experiencia sobre robotización de procesos automatizados en servicios de documentación médica. Ejemplo de la utilización de tecnologías digitales para la mejora de procesos de gestión.
Vimos también un ejemplo de evaluación en curso sobre el uso de Realidad Virtual en vacunaciones infantiles.
Finalmente, conocimos la experiencia en el Hospital Vall d'Hebron sobre los pacientes con ictus y cómo se utilizaba una aplicación para su seguimiento, el uso de los datos para mejorar los tratamientos y conseguir ahorros de costes.
En estos casos vimos con satisfacción cómo los proyectos digitales no solo son “experiencias”, sino que se evalúan y se identifican las mejoras en los pacientes y en los procesos, con la idea de poder escalar estas experiencias a otro tipo de pacientes, es decir, poder trabajar de forma transversal y trasladar las mejoras a otro tipo de pacientes.