Telemedicina, ehealth, Apps, Realidad Virtual, Big Data, Inteligencia artificial, Teleconsulta, Realidad aumentada, Blockchain, IoT, son algunas de las palabras que identifican conceptos que diariamente aparecen en nuestro día a día. Nuestra sociedad está intentando asimilar la innovación tecnológica que se propone desde la industria digital, empezando por todo aquello que nos facilita nuestra vida y que nos ayuda. Así hemos adoptado rápidamente tecnologías que facilitan nuestra comunicación, WhatsAup, Facetime, Facebook, Twitter, Instagram, Skype, y, gracias a ellas, aceptamos fácilmente que nos podamos comunicar a través de vídeo o de chats síncronos, o podamos compartir documentación, fotos, vídeos, con las comunidades de amigos o profesionales que escogemos, creamos o únicamente participamos.
Eso sin lugar a dudas está ocurriendo y a una velocidad que nunca hubiéramos imaginado.
La transformación digital es un proyecto holístico, significa que toca todas las áreas de una empresa y a la gran mayoría de profesionales que trabajan en ella, afecta a la totalidad de la organización. El objetivo es adoptar nuevas tecnologías digitales para mejorar resultados y ser más eficientes en los procesos. Por ello, nunca debe abordarse desde una única área, a veces se comete el error de pensar que es cosa de los informáticos, sino que requiere la implicación de los directivos con mayor responsabilidad, no es un proyecto de los CIOs, no se trata de la informática, no se trata de la tecnología, se trata de cambiar todo lo que hacemos en la Organización, apoyándonos en las tecnologías digitales, por ello, necesitamos que el comité de dirección esté totalmente alineado con este proyecto.
Este tipo de proyectos requiere una planificación basada en la metodología propia de la planificación estratégica, donde, después de analizar la situación de la Organización desde una perspectiva digital, se plantean objetivos y resultados concretos, así como una priorización en la implantación de los mismos. Quizá lo más crucial es establecer la prioridad de las acciones digitales que se quieren implantar de acuerdo a las necesidades priorizadas por la propia organización, así, por ejemplo, se puede priorizar la mejora de los resultados e indicadores de calidad del área de urgencias, y consecuentemente establecer acciones de aplicación de tecnología digital que nos ayuden a conseguir estos objetivos. El bombardeo de propuestas digitales que llegan a la mesa de los directivos es enorme, así que hay que identificar y priorizar, gracias a la planificación, cuáles vamos a implantar, cuáles vamos a demorar y cuáles vamos a rechazar.
Así, también, es muy importante establecer un seguimiento, tipo cuadro de mandos, con indicadores concretos en la implantación de estas tecnologías y los resultados obtenidos. La medición del impacto es muy importante para validar su uso, su aplicación, y poder demostrar la validez de las decisiones de su implantación. En un sector como el de la salud, donde se está muy orientado a la evidencia y demostrar el valor de cualquier innovación, es importante poder demostrar las consecuencias de la transformación digital, el poder valorar la diferencia entre el impacto que ha tenido y cuál se esperaba.
Vayamos a ver cómo está nuestro sector, según la encuesta del HIMSS 2108, los países donde la innovación ehealth está más implantada son los países nórdicos, con especial mención a Estonia, Dinamarca y Suecia, y en Holanda. Podríamos decir que España y Alemania son dos de los países que siguen a este grupo destacado, pero, en general, la adopción de la tecnología digital, que tan claro tenemos en nuestra vida diaria, nos cuesta mucho más de adoptar en nuestra actividad profesional.
Entonces, ¿por qué en nuestro sector profesional existe este gap entre el uso de las tecnologías digitales en nuestra vida diaria y nuestra vida profesional?
Quizá la explicación más genérica es que la implantación de este tipo de tecnologías requiere un cambio importante en la forma de trabajar. No es hacer lo mismo pero con vídeo, o un ordenador, o un móvil, o una tablet, la transformación digital es un cambio profundo en los procesos de trabajo y en la relación y la comunicación entre los profesionales y los pacientes. También es un cambio para el propio paciente, en su forma de gestionar su enfermedad, en la forma de gestionar la información sobre la misma, su relación con los profesionales y el seguimiento. Resumiendo, es un cambio cultural significativo, no es hacer lo mismo con una nueva tecnología.
Ahí tenemos la primera barrera para la adopción, es entender que la transformación digital es un cambio cultural.
También existen elementos más concretos, barreras que dificultan la implantación.
El sistema de reconocimiento de la actividad digital, por ejemplo, las visitas on line, donde no está desarrollado de forma clara el seguimiento de esta actividad, justamente se está iniciando el sistema de pago, tanto por parte de las compañías aseguradoras, como por parte de la administración pública, así hasta el momento no existe para el profesional ni para las organizaciones un aliciente claro para su actividad.
La evidencia de resultados y valor de la implantación de la tecnología digital es muy diversa. Existen muchos estudios, muchas publicaciones, revistas exclusivas del sector, como la de la American Telemedicine Association, eHealth and Telemedicine, y la británica Journal of Telemedicine and Telecare, pero hay pocos estudios relevantes desde el punto de vista de número de pacientes / profesionales, y las conclusiones, a veces, son contradictorias entre ellos. Así, la mayoría de veces cada organización ha decidido hacer su “piloto” antes de la implantación, y consecuencia de ello es que tenemos un montón de pilotos, o ya realizados, o en fase de realización. Pero tampoco hacer un piloto con resultados válidos asegura que luego se escalará su aplicación, con lo que ha frustrado con ello el propio entusiasmo que podían tener los profesionales y la confianza de los pacientes.
Otros aspectos como la seguridad en la aplicación de la tecnología y el desarrollo normativo, para dar cobertura a las nuevas utilizaciones, no han avanzado al mismo ritmo y son extremadamente lentas, con lo que crean un clima de incertidumbre en profesionales y pacientes.
Para finalizar, tampoco existe una formación explícita en estas nuevas áreas de conocimiento alrededor de los conceptos con los que iniciaba este Blog, con lo que los profesionales desconocen las ventajas que puede suponer la aplicación de un modelo de transformación digital en la organización y los pacientes.