Valor en salud
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Valor en salud

20-04-2011

Juan Ortiz
Oficina Proyecto Nuevo UCA. Hospital Universitario Central de Asturias.

II Jornadas de Gestión y Evaluación de Costes Sanitarios. Oviedo

¿Cuánto tiempo llevas?

Soy médico ginecólogo de formación y en 1988 empecé a dedicarme a tareas de gestión. Primero estuve en comisiones de calidad y posteriormente en comisiones de documentación clínica, en dirección médica, en gerencia de hospital y en gerencia de área durante un año. Posteriormente, me hice cargo en dos ocasiones diferentes de la gerencia del servicio de salud y, en una de ellas, tuve el enorme privilegio de participar en el proceso de cierre de las transferencias sanitarias que se produjo en España en el año 2002. Después he vuelto en alguna ocasión al ejercicio de la profesión, con lo que me siento muy satisfecho, a pesar de la dureza que supone volver a la profesión después de tantos años fuera, porque me ha permitido no perder el contacto con la realidad de la atención especializada en el ámbito de los hospitales. En los últimos años, me he dedicado más a temas de planificación de estructuras básicamente, a la luz de todas las construcciones hospitalarias que se han realizado en España en la última década. He tenido el privilegio de participar en la apertura de dos hospitales de alta resolución en Extremadura, los primeros que se hicieron allí de este modelo. Fue una experiencia personal y laboral que nunca olvidaré. Últimamente estoy trabajando en el equipo que tendrá que hacer posible que el nuevo Hospital Universitario Central de Asturias abra sus puertas, esperamos que el próximo año. Ese es el resumen de mi actividad.

¿Qué ha sido lo mejor?

Lo mejor que me ha pasado es conocer a la gente que trabaja en el sector, siempre. Si tengo que destacar una experiencia a la que la tengo especial cariño es, desde la gerencia del servicio de salud, haber tenido la oportunidad de conocer a fondo todo lo que es el despliegue de servicios de la red de salud mental. Siempre se ha dicho que los enfermos mentales están doblemente marginados, por enfermos y por enfermos mentales. Haber podido conocer toda la red prolija de sistemas de apoyo, laborales y de ocio que hay que poner en marcha para dar apoyo a los pacientes mentales ha sido muy enriquecedor a nivel personal.

¿Qué ha sido lo peor?

Lo peor siempre son los conflictos y los problemas. Evidentemente, no puedo olvidar la gran huelga que tuve que vivir una vez finalizado el proceso de transferencias, con aquellas movilizaciones que se produjeron por demandas salariales, que en Asturias fueron un tanto excesivas en mi opinión.

¿Cómo ves el futuro?

Intento siempre colocar delante la edad que tiene uno, que hace que las cosas se vean de una manera determinada, pero objetivamente creo que seríamos muy ingenuos si no reconociésemos que estamos inmersos en una crisis que nos afecta al sector salud. Los ingresos económicos en el sector salud han disminuido por la crisis. Esto nos ofrece un horizonte preocupante, pero también interesante, porque nos debería servir para aprender por dónde tenemos que caminar. España tiene ya un conjunto de profesionales de la medicina, la enfermería y la gestión que han tenido tiempo para poder desarrollar ideas y ponerlas encima de la mesa para aportar soluciones ahora mismo, lo que va a ser muy importante. El cambio para salir de la crisis vamos a tener que hacerlo en el ámbito de empresas del conocimiento, con profesionales altamente cualificados, que nos van a obligar a un modelo de gestión un tanto diferente: tenemos que acostumbrarnos a modelos de gestión más abiertos, más participativos, más horizontales. A las generaciones que hemos sido educados en los modelos verticales y en el ordeno y mando, nos va a costar un sobreesfuerzo, pero no nos va a quedar más remedio por pura subsistencia, porque la situación es para preocuparse.


Comenta alguna anécdota de las segundas Jornadas de Gestión, que se celebraron en Oviedo, y de las que fuiste parte del equipo organizador.

El tiempo hace que el gran estrés que supuso personalmente para mí el haber asumido esa responsabilidad vaya desapareciendo y vayan quedando las cosas bonitas. Como anécdotas, destacaría cierto comportamiento que te llama a veces la atención, como las demandas de “privilegios” por cargos, lo cual te sorprende. Por ejemplo, las demandas de alojamiento y cómo comparaba la gente dónde se alojaba cada uno. Eso me llamó la atención, seguramente por mi ingenuidad de aquel tiempo. Destacaría también la ilusión tremenda que había en aquel segundo congreso, que ya venía del primero. A mí me tocó recoger aquel reto en un momento de máxima ilusión. Posteriormente las cosas han ido planteándose de otra manera. Lo principal fue la ilusión del grupo humano de más de mil personas y el tremendo agradecimiento que tengo hacia el personal, básicamente auxiliares administrativos de la unidad de actos científicos del Hospital Universitario de Oviedo, porque prepararon junto a nosotros la organización rudimentaria de aquel congreso. La guinda del pastel fue que asistió la ministra de Sanidad de aquel momento, Mª Ángeles Amador, que estuvo en el acto de clausura.
Me gustaría desear suerte a la Fundación Signo, que creo que con mucho esfuerzo humano está haciendo un trabajo muy importante.

El cambio para salir de la crisis vamos a tener que hacerlo en el ámbito de empresas del conocimiento, con profesionales altamente cualificados, que nos van a obligar a un modelo de gestión un tanto diferente: tenemos que acostumbrarnos a modelos de gestión más abiertos, más participativos, más horizontales

Haber podido conocer toda la red prolija de sistemas de apoyo, laborales y de ocio que hay que poner en marcha para dar apoyo a los pacientes mentales ha sido muy enriquecedor a nivel personal