Valor en salud
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¿Sanidad o salud?

¿Sanidad o salud?

Francesc Moreu
Socio director de Moreu y Asociados   /   28-02-2024   /   0 COMENTARIOS   /  A+ | a-
Introducción

Aunque se trata de dos términos que se utilizan como sinónimos, lo cierto es que significan desde el punto de vista conceptual dos cosas distintas. Existe, por ejemplo, un Ministerio de Sanidad, que coexiste con una Consejería de Salud en Asturias y una de Salud y Servicios Sociales en Extremadura que, si bien en realidad no son más que maneras distintas de etiquetar lo mismo, deberían significar en puridad, diferentes estrategias a la hora de asumir sus responsabilidades, que deberían ser las de trabajar para la Salud desde una perspectiva holística y global de la Salud en vez de ocuparse solo de uno de sus componentes como es la Sanidad, entendida como el conjunto de servicios cuyo objetivo es restituir la salud en función de lo posible y/o contribuir a la mejora del patrón epidemiológico de la población.

Ante el dilema de sanidad o Salud mi apuesta es clara, el Ministerio y las Consejerías de las Comunidades Autónomas deberían ser de Salud y no de Sanidad, y no como un mero cambio estético de la etiqueta, sino asumiendo de verdad todo lo que ello significa.


Un modelo de salud versus un modelo de sanidad

Conocido es que el 50 % de los determinantes para la Salud obedecen a aspectos sociales, siendo los determinantes estructurales de los mismos el trabajo, el nivel de educación, el de ingresos, el género y la etnia. Otro 25 % corresponde a la atención sanitaria en sí misma (APS, atención especializada y/o hospitalaria, sociosanitaria, dependencia y salud mental), el 15 % a la biología humana y el 10 % a causas debidas fundamentalmente al medio ambiente (con tendencia a crecer).

Si esto es así, parece obvio que un modelo de Sanidad no es una respuesta adecuada a la problemática de la Salud, ya que apenas se ocupa del 25 % de los determinantes de la Salud y que los Ministerios o Consejerías verticales, por mucho que algunas se etiqueten de Consejerías de Salud, no son solución para un concepto de Salud Global (aspectos sociales, económicos, medio ambientales y de seguridad en la atención sanitaria) dado que en realidad son Ministerios/Consejerías “sanitarias” (y, además, solo de lo público), ya que son “verticales”, en vez de como exigiría un modelo de Salud, transversales, tanto en cuanto aquellas que sustituyen la transversalidad por la “coordinación” entre departamentos difícilmente logran sus objetivos, que suelen definirse como el de “Salud en todas las políticas públicas”.


Las bases de un modelo de salud

El paso de un modelo de “sanidad” a un modelo centrado en la Salud implica un cambio radical de paradigma con diversas repercusiones que van, desde la necesaria revisión, tras cerca de 40 años de su promulgación, en los que han ocurrido grandes cambios sociales, técnicos y científicos, de la Ley General de Sanidad y la actualización de la ley de la Dependencia, refundiéndolas en una sola a partir de los criterios de la “human centricity”, asegurando así el continuum salud/autonomía, hasta el desarrollo normativo de la Ley General de Salud Pública (parece que ahora si va a desarrollarse la Agencia de Salud Pública), que pese a haberse promulgado hace casi una década sigue en el limbo y que debe ser el paraguas de la estrategia de Salud Pública estatal, autonómica y local, tanto en cuanto en el preámbulo de la ley al definir su ámbito de actuación sitúa sus actuaciones “en el entorno familiar, la educación, los bienes materiales, las desigualdades económicas y sociales, el acceso al trabajo y su calidad, las viviendas y el diseño y los servicios de las ciudades y barrios, la calidad del aire que se respira, el agua que se bebe, los alimetos que comemos, los animales con los que convivimos, el ejercicio que se realiza y el entorno social y medioambiental de las personas”, pues todo ello determina la Salud.

De la teoría a la práctica

Un buen punto de partida sería, por un lado, una nueva visión de la Salud Pública, tanto la función vinculada a la regulación Ministerial con capacidad de gobernanza supra autonómica cuando sea necesario (lealtad institucional confederada), como en lo relativo a la Agencia de Salud Pública y las Direcciones de Salud Pública de las CC. AA., que deberían trascender sus tradicionales actuaciones sobre las personas y el medio, la epidemiología y las alertas sanitarias al concepto de Salud compartida, dotando, por ejemplo, a la Agencia de Salud Pública de un status y una gobernanza con suficiente independencia del poder político, pero con presencia de las CC. AA. para evitar las suspicacias sobre su rol, potenciando no solo su labor asistencial, sino también en el ámbito de la I+D+i, en el contexto de un modelo confederal de Salud Pública interterritorial, que integre los Planes de Salud 2.0, no elaborados por las Consejerías de turno sino por los Gobiernos territoriales en una estrategia nacional de salud construida con metodología push/pull.

Por otro, hacer de verdad del Consejo Interterritorial, en el contexto del citado modelo confederal, el verdadero Ministerio de Salud y convertir las Consejerías de Salud verticales (de Sanidad) en Consejerías Transversales con capacidad de actuación sobre los aspectos más determinantes para la Salud, en la línea de lo iniciado por Jacinta Ardern en Nueva Zelanda y por Sanna Marin a nivel más meso en Finlandia. Diseñar a su imagen y semejanza una nueva administración pública en la que en el caso de la Salud su rol transversal le acerque a la figura empresarial del product manager.

Por último y a nivel de la prestación de servicios, avanzar en la gestión integrada poblacional creando redes que integren a todos los actores (públicos y privados) en la prestación de servicios, colocando a las personas en el centro, asegurando así el continuum asistencial a partir de una APS entendida como estrategia y no como nivel (APS, hospitales, salud mental, sociosanitario y dependencia), gestionados desde un solo lugar en base a una consignación capitativa con unos dispositivos públicos que, manteniendo su titularidad pública, estén sujetos al derecho privado que es el verdadero reto versus las veleidades de la publificación burocrática de la prestación sanitaria.

Por último, y no por ello lo menos importante, los ciudadanos han de hacer suyo este concepto de “One Health” y adecuar sus estilos de vida a lo que ello significa, al tiempo que para abordar todos estos cambios es necesario hacer de la Salud un pacto de Estado y no un marco de confrontación partidista.


Conclusiones

Pasar de un modelo de Sanidad a otro de Salud y para ello:

1. Dar carta de naturaleza al concepto de Salud global (One Health).
2. Revisar y unificar en una sola la LGS y la Ley de Dependencia. En Dependencia estimular el seguro privado complementario.
3. Pasar de un modelo cuasi federal a uno confederal de Salud.
4-Hacer del Consejo interterritorial el verdadero Ministerio de Salud.
5. Pasar de Consejerías verticales a transversales.
6. Elaborar una estrategia nacional de Salud como paraguas de las estrategias de Salud territoriales.
7. Gestionar la provisión en red (incluida la dependencia) dirigidos desde un solo lugar en base a una consignación capitativa.
8. Razonar en términos de cluster Salud, recursos públicos y privados, sanitarios, industria farmacéutica, biotecnología, etc.
9. Nuevo y reforzado concepto de la Salud Pública con desarrollo integral de la Ley General de Salud Pública y no solo de la Agencia de Salud Pública.
10. Pacto de Estado para el cambio de modelo y pedagogía a los ciudadanos que son sus protagonistas.

Es decir, para resumirlo, dotarnos de un nuevo modelo de Salud para una nueva sociedad.
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